El gerente de Fedesa reniega de quien calibra el éxito de un club por la lista de seleccionados
Antes de que el Obradoiro regresase al sitio del que nunca mereció caer Santiago ya disfrutó de jugadores de élite como Panko, Ibaka, Nocioni, Doblas y del propio entrenador del líder Pablo Laso, entre otros muchos, ya se había registrado el primer lleno en Sar con el fatídico play-off por la permanencia frente al Drac Inca en mayo de 2003 y muchos directivos y entrenadores se esforzaban por darlo todo en lo personal y lo económico para saciar el hambre de baloncesto de máximo nivel en la ciudad. Eran otros tiempos y otras circunstancias, y aquel mismo club tiene ahora nuevos objetivos, tutelar por las perlas de la cantera compostelana en un trabajo por el que también velan otras entidades con rigor, paciencia y profesionalidad.
La Fundación Fedesa que engloba los equipos del Instituto Rosalía y del club Pío XII mantiene desde sus inicios el objetivo de completar un proyecto integral de educación, cultura y deporte "por los chavales y para los chavales", siempre desde la base, aunque "el tiempo nos llevó a ir evolucionando", reconocía ayer en una entrevista en Radio Obradoiro su gerente Kiko Montero. "Valoramos mucho la ciudad, el proyecto común, porque creemos que ésta se compone de muchos pequeños proyectos que se unen y desde el principio lo quisimos hacer", añade. Con esa idea cuidan cada día el aprendizaje y la evolución dentro del deporte de más de 500 niños desde los 4 años con la recompensa, más allá de los resultados, de la fidelidad y la gratitud de los jugadores y de sus padres.
SELECCIONES.
Falta un mes para la Semana Santa y para las entidades es sinónimo de Campeonatos de España. El nombre de Fedesa es uno de los fijos, especialmente llamativo es su presencia en el combinado infantil con cinco jugadores en el grupo de doce que dirigirá Miguel Ángel Hoyo, pero reniega Kiko Montero de quien calibre su potencial como club según los nombres que se incluyan en las listas. "Nos gusta que vayan a la selección, claro, pero entiendo que la obligación de los niños es estudiar y luego una actividad deportiva por la que trabajan muchísimo, haciendo gala de esa cultura del esfuerzo, por la que hacen encaje de bolillos ellos y sus padres para poder entrenar, y lo haces de la mejor manera para que lleguen a sus cotas altas", analiza. "Hay quienes tienen claro que quieren ir a la selección, así que cuando lo logran fantástico, pero para otros no es así, y también tienen sus objetivos y ahí tiene que estar también el club. Todo el mundo tiene que sentirse realizado".
De que los entrenadores del Rosalía y del Pío XII saben lo que hacen dan fe también los más poderosos. Eduardo Lada o Didac Blanco han sido los últimos en dar el salto este verano formando parte ya de la cantera del Cajasol aunque Kiko Montero defiende la política de la paciencia. "Tenemos que asumir, como club de formación integrado dentro de un proyecto de centro educativo, que somos un eslabón más de la cadena, aunque no nos guste porque creemos que podemos competir con la cantera de un club ACB, con formas distintas de trabajo", explica. "Solo queremos que les vaya bien porque entendemos que es un paso muy complicado, ahora tenemos clubes de ACB que están haciendo seguimiento de jugadores nuestros y los han venido a ver entrenar y los han seguido en torneos, pero tenemos nuestro proyecto claro y si los clubes ACB ven que hay resultados será porque se está haciendo bien", insiste Montero. "Pero creo que se puede llegar a la élite sin estar en una cantera ACB", insiste.
Cristina Guillén
(El Correo Gallego)
Cristina Guillén
(El Correo Gallego)
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